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18 junio 2025



LA NOCHE DE LA LUNA ROJA

    


    Cada cien años la ciudad aguardaba aterrada la llegada de la luna roja. Este, no era un simple fenómeno astronómico, era el anuncio de una noche en que los velos entre el mundo físico y los planos arcanos se debilitaban, y la energía mágica contenida durante siglos, fluía sin control, y criaturas mágicas y de poder oscuro amenazaban con invadir la ciudad

    Los sabios llamaban a este evento el despertar.

    Esta ciudad había sido fundada sobre un cruce de líneas de poder ocultas, y cuando la luna roja ascendía, esas fuerzas despertaban transformando la ciudad.

    Al caer la tarde, las campanas resonaban y los ciudadanos prudentes se encerraban en sus casas. Solo los magos, caballeros o eruditos, se atrevían a caminar bajo el cielo teñido

    Entre ellos estaba Norman, astrónomo de la Torre de los Cielos, quién años atrás había viajado a la selva en busca de respuestas. Allí encontró, entre los restos de una antigua expedición, una mochila pesada que contenía el resultado de las observaciones de unos exploradores desaparecidos: una escama gigante e iridiscente de origen desconocido, que parecía contener en su estructura, la clave para interpretar las energías arcanas de la luna roja.

    Norman había estudiado la escama durante años y había descubierto que combinada con las posiciones celestes podría alterar los ciclos que aquella luna  desataba durante el despertar

    Cuando la luna roja se alzó, la ciudad entera cambió. Los muros de piedra se cubrieron de runas brillantes. El agua dejó de emanar de las fuentes, que ahora exhalaban una niebla dorada, y las estatuas abrían sus ojos de piedra. Los tejados, las calles e incluso el aire, vibraban con un poder mágico ancestral

    Comenzaron a surgir de las grietas profundas y los rincones obeliscos vivientes: gigantescas criaturas arcanas de cuerpos sinuosos, revestidos de escamas pétreas. De sus fauces emergían colmillos inmensos, gruesos como columnas, que brillaban con un fulgor interior.

    Se desplazaban rápidamente enrollándose en calles enteras. Sus ojos luminosos se guiaban atentos, con los signos de los cielos. No eran fácilmente combatibles. Sus escamas parecían inmunes a la magia y su sola presencia distorsionaba la energía

    Junto a ellas, surgieron también de las grietas del empedrado, las serpientes plumíferas, de escamas verdes iridiscentes y alas de plumas amarillas y azules. Se desplazaban por el aire girando en espirales alrededor de criaturas mayores y emitiendo algunos silbidos que sonaban a cánticos antiguos.

    Norman con la escama gigante en una mano y su cuaderno de constelaciones en la otra, descendió desde su torre. A cada paso, la geometría de la ciudad cambiaba. Las criaturas parecían marcar una ruta oculta que solo un astrónomo experimentado podría interpretar

    Avanzaba con cuidado, observando las posiciones celestes reflejadas en la estructura iridiscente de la escama, cuando una de las más colosales serpientes giró sus ojos hacia el. Antes de que pudiera reaccionar, un torrente de energía mental lo golpeó. Norman cayó de rodillas. Su mente se inundó de visiones extrañas, voces sin forma. Algo dentro de su cerebro se quebró.

    Con los ojos enloquecidos, y el cuerpo debilitado y tembloroso, Norman prosiguió guiado por su obsesión y logró llegar al lugar hasta donde las criaturas lo habían parecido guiar: el viejo observatorio central. 

    Allí, sobre un pedestal tallado, colocó la escama en una plataforma circular, alineándola con precisión según los patrones estelares. Entonó a duras penas, con movimientos espasmódicos, unos cánticos  estelares que había aprendido y la escama comenzó a vibrar, emitiendo un resplandor que se extendió por toda la ciudad. De algún modo, entre la locura y la lucidez, logró activar la frecuencia, y el flujo caótico de la luna roja comenzó a desvanecerse.

    Cuando los primeros rayos del sol abrieron la mañana, las criaturas arcanas desaparecieron en sus grietas y sus planos ocultos. La ciudad regresó a la normalidad, pero Norman ya no volvió a ser el mismo. En su torre enloquecido, pasaba los días y las noches contemplando las estrellas con su mirada vacía y murmurando palabras incoherentes. La ciudad respiraba aliviada pues la luna roja no volvería a manifestarse en el futuro. Norman embebido en su locura, había conseguido alterar su ciclo para siempre

13 junio 2025

LA ÚLTIMA PARTIDA DE LA HERMANA MERRY

    

    Noche cerrada en Arkraham. La lámpara parpadea. Los investigadores han caído uno a uno. Solo queda la hermana Merry sujeta al borde de la cordura apretando el rosario con los nudillos blancos.

    Era la misma escena de siempre. El hacha del sectario se alzaba sobre el cuerpo moribundo, esta vez de Harvey. El suelo crujía con pasos invisibles, y en la habitación contigua..la radio sonaba al revés. En la mano, la misma carta de locura que había leído tantas veces, que casi podía recitar. Una habitación secreta se abría al sótano. Allí numerosos zombis comenzaban a aparecer deseando cubrir todo el tablero. Todo volvía a empezar una y otra vez.

    El guardián sonreía..

-Haz tu tirada de voluntad - dice el guardián desde más allá de la mesa-. Merry no responde

- Hermana?..te toca..

    Ella alza la cabeza. Sus ojos, que siempre miraron con fe al cielo, miran ahora al jugador. A la mesa. A las manos que la mueven como si fuera solo papel

- No voy a tirar más dados. Estoy harta de ser una ficha obediente, de pasillos que se mueven, de ruidos detrás de las puertas. Harta de ver a los mismos compañeros morir una y otra vez con los mismos gritos, en los mismos turnos.

    El guardián ríe. Piensa que es una broma. Pero ante el asombro de todos, la carta de Merry empieza a moverse. La hermana gira la cabeza, y se arranca de la cartulina como si fuera piel vieja. Se pone en pie, y sujeta a su rosario, se sacude el hábito y salta fuera de la caja de juego

    Merry desaparece entre destellos y cartas volando. El tiempo la lanzó al azar, como dados al viento.

    Cuando volvió a respirar, el aire sabía a humo, tabaco negro y colonia barata. Las paredes eran de gasolina y grafiti,  no de madera húmeda. El cielo estaba cubierto de antenas y luces de neón. Era España, años ochenta. Un mundo que aún se creía inocente.

    Caminó sin ser vista, no como un fantasma, sino como alguien vivo. La gente la confundía con una actriz o con una loca. Pero ella solo observaba las calles vibrantes, las plazas llenas de voces, los bares con sus risas y sus fluorescentes.

    Un coche Seat 127 amarillo chillón pasó a toda velocidad. Alguien le gritó algo desde la ventanilla.. "Tía..que disfraz más currado!! Esa es de Semana Santa!!".  En el escaparate de una tienda, un póster de Mecano.

- Dónde estoy? - murmuró Merry sujetando el rosario como si pudiera protegerla.

    Merry caminó por las calles de Madrid, confundida pero libre. Ya no había monstruos del caos. Ya no había cultistas ni portales interdimensionales.

    Se instaló en el anonimato de un barrio obrero, donde lo que prevalecía era la supervivencia. Se volvió invisible por elección. Ayudaba donde podía, curaba como sabía, y en secreto, esperaba que nadie la reconociera.

    Pero el mal no pertenece solo a los juegos, y una noche la encontró. No la había olvidado ni siquiera en 1983. Una noche, al pasar por un callejón oscuro, Merry oyó un murmullo que no era humano. Un símbolo arcano ardía en la pared, y una criatura imposible, toda ojos,  comenzó a emerger de una cabina de teléfono. No tenía garras ni tentáculos, pero las voces eran las mismas. Los sonidos del otro mundo del que creyó escapar.

    Ella no dudó, ya no era ficha ni carta, ahora era fe, furia y se adentró en el grabado sin esperar perdón. Y de allí salió el silencio. 

    Merry había entrado en un lugar fuera del tiempo. Una sombra del tablero que había dejado atrás. Un rincón entre mundos, hecho de geometrías rotas, escaleras retorcidas y paredes susurrantes que llevaban adherido el miedo reciente de alguno de sus compañeros. 

    Y allí la esperaban tres horrores sin rostro. Seres de niebla y garras nacidos del caos del que una vez escapó. Eran los guardianes de la realidad. No venían a matarla, sino a devolverla a su lugar en el juego. Pero Merry no tembló

    Con el rosario envuelto en un puño como un arma sagrada, avanzó entre rugidos que doblaban el aire. Cada paso era una negación, y cada gesto, un acto de libertad. Las criaturas la atacaron como sombras vivas, a lo que ella respondía con fuego y fe, con la fuerza que venía de las ganas de vivir en su propia historia.

    El combate duró un instante eterno, y cuando se acabó, el lugar colapsó sobre sí mismo. Las criaturas regresaron al abismo que las parió, y Merry volvió a abrir los ojos bajo las farolas de Madrid.

    La cabina había desaparecido. Solo quedaba un rastro de quemaduras en el suelo y un leve zumbido en el aire, como si la realidad estuviera aún recolocándose.

    Desde aquel día, nadie volvió a ver a la hermana Merry en ninguna partida. Ahora sigue en su barrio obrero. Viste una cazadora vaquera con hombreras y unos pitillos, y escucha la radio.

    Los jugadores más veteranos, cuando abren la caja de las Mansiones de las Torturas, notan que falta una carta, y creen que es un error de imprenta o una errata sin importancia. Descargan la tarjeta de internet, pero por alguna razón, a la hermana Merry, no la elige nadie

    Desde que Merry escapó, el juego ya no es el mismo, al menos por ahora...

09 junio 2025



 VUELVE EPIFANIO!!

    Hubo un tiempo en que los nombres españoles tenían carácter. No se andaban con diminutivos de catálogo ni inventos anglosajones que suenan a todo, menos a nombre de persona humana.

    Antes un nombre llevaba capa o bigote y cruzaba el pueblo con paso firme, como diciendo: "Aquí estoy yo, y me llamo Hermenegildo"!.

    Don Baldomero Recaredo de la Fuente López, por ejemplo, no necesitaba presentación. Entraba cada mañana en la oficina con su americana de lana, su maletín de cuero y su nombre delante, como heraldo abriéndole paso entre fotocopiadoras. Nadie se atrevía a tutearlo hasta la tercera semana. Y cuando alguien osaba llamarlo "Baldo", el se quedaría mirando por encima de las gafas como si hubieran blasfemado delante de una reliquia

    Nos estamos despidiendo de toda una generación de nombres largos con muchas letras  y más todavía sonoridad. Nombres que suenan a trompetas!

    Dónde está ahora Aniceto?, Quién rescatará del olvido a Eustaquio?, Qué niño en 2025 puede presumir de llamarse Filogonio y decirlo con orgullo mientras juega al futbol sin que lo confundan con un fichaje del Sporting de algo

    Así que este homenaje es para ellos:

Para Quiteria, que sonaba a santa, a beata, a señora que friega con fuerza y cualquiera le lleva la contraria...

Para Cesáreo, que no parece necesitar gimnasio porque ya su solo nombre impone respeto

Para Bartolomé o Bartolo, que no Bart, que es entero, como mandan los libros de historia

Para Crispín, que aunque parezca un personaje de Pepe Navarro en sus mejores tiempos, fue un nombre de verdad

Para Tránsito, que ahora tendría mala prensa por culpa de la DGT, pero fue un nombre digno de rezos y novenas a la virgen coronada

Para Segismundo, que te recitaba a Calderón mientras servía unas bravas

Y Jacinto.. que es nombre de entrar en un bar con un puro apagado, chaleco, boina y mucha sabiduría.

    Se supone que los tiempos cambian, que ahora un nombre tiene que ser cool o minimalista, porque está de moda, y ahí quedan los Gumersindos, los Modestos, los Ramones y las Manolis, perdiéndose, con el color sepia de las fotos antiguas estas que huelen a alcanfor (que también se está perdiendo), y vienen los "Zyans" los "Noahs" y las "Luas"

    Pues que sepan los modernos que lo original no es llamar a tu hijo Ethan o Chloe, que suenan a Instagram, es llamarlo Abundio o Eufrasia. Porque un día, cuando el mundo se llame Nebulón y todos respondan con emojis y siglas, alguien tendrá que recordarnos que hubo un tiempo en que uno se llamaba Epifanio y con eso ya imponía respeto.

    Y porque el futuro queramos o no,  se construye mirando al pasado, Aunque el pasado se llame Fructuoso y use tirantes


07 junio 2025


EL CABALLERO DEL PAÑUELO BORDADO


        En el París entre el que se mezclan los vapores del Sena y las cloacas humanas, no hay barrio más propenso al crimen bien vestido, que el del molino viejo. Allí entre farolas empañadas y casas de postigos vencidos, apareció una figura.

     Era un hombre envuelto en un abrigo de lana negra, sombrero de ala ancha ladeado, un bastón con empuñadura de bronce y un pañuelo de hilo blanco bordado con una `L´  asomando en el bolsillo del pecho. Su paso era elegante.

    El caballero buscaba a alguien. Se detenía a observar las puertas cerradas y miraba de vez en cuando hacia arriba esperando que alguien lo espiase desde alguna buhardilla. Hasta que dio con ella.

    Desde una ventana semicubierta con una cortina de encaje unos ojos agudos lo seguían- Los de Madame Clotilde, una antigua institutriz sospechosa de haber envenenado a tres maridos y un pastelero. Decían que sabía leer el pasado en el movimiento humano y el futuro en los posos del café

- Este hombre trae historia- murmuró mientras acariciaba a Voltaire, su hurón sarnoso

    Y no se equivocaba. Lo que no sabía era que aquel caballero venía buscando algo que en París ya no se estilaba: una verdad. Y para encontrarla tendría que revolver entre traiciones de aristócratas, ladrones y prostitutas que sabían latín.

    Le hizo un gesto para invitarlo a subir y recibió al visitante con un camisón que había conocido las glorias del segundo imperio, y sobre su regazo, Voltaire, que resopló apenas sintió el perfume caro del caballero.

- Usted no viene por amor ni por superstición- Le dijo la anciana antes de que hablara.- Usted trae la muerte bajo el sombrero

- Vengo por una respuesta- dijo con voz grave.- La marquesa de Riviere ha muerto, y dicen que fue por pena, pero no conozco ninguna pena que deje las uñas ennegrecidas

    Madame Clotilde entrecerró los ojos..

- La pena deja el alma seca, no el cuerpo podrido. Eso es veneno caballero

    El se inclinó como si aceptara una verdad que ya sabía, y sacó de su bolsillo una pequeña bolsa de terciopelo. La dejó sobre la mesa, entre una taza de café frío y un candelabro retorcido que lloraba cera

- Lo encontraron en su tocador. Puede usted decirme que es?

        Ella tomó la bolsa con sus manos, que ahora temblaban, y la abrió solemnemente como si fuera un testamento. Dentro había un mechón de cabello gris, perfumado con esencia de lavanda y un papel arrugado, donde se leía solo una palabra escrita a lápiz "devolución".

    La vidente apretó los labios

- El cabello de una mujer muerta entregado como una carta sin amor y esta palabra.. tan extraña...

-Y bien?..dijo el caballero

-Usted cree en los pactos?- preguntó ella alzando una ceja

- Creo más bien en los crímenes que no dejan huella

    La anciana sonrió. Dejó ver una sonrisa con un diente de menos. Le enseñaré lo que veo...

    Preparó el café con sus manos certeras. En esa casa no se tomaba café, solo lo usaba para sus invocaciones. Cuando comenzó a verterlo, parecía formar remolinos oscuros en la taza. Volcó con cuidado los posos en un platillo y se dispuso a examinarlos como quién lee jeroglíficos

- Veo un jardín con estatuas tapadas. Una criatura muda. Una copa de plata. Una fiesta donde nadie baila...y un anillo que cambia de dedo...Oh! -exclamó.. dejando caer el platillo

    El hurón se revolvió y el caballero se tensó

- Que ha visto?

- La muerte no vino sola. La marquesa compartió la copa con alguien más. Alguien que sigue vivo pero no por mucho tiempo. No puedo decirle aún quien es, pero sí que es alguien que quiso silenciar una historia que ocurrió hace muchos años. Usted sabe que era la marquesa antes de serlo?

- Era mi hermana- asintió el caballero

- Entonces usted sabe que el título no lo heredó, lo compró. Y que para tenerlo, hizo desaparecer su pasado.. incluida cierta niña que apareció flotando en el Sena.

- Esa niña era su hija- dijo el apretando el puño. Mi hermana nunca fue la misma después de aquello. Yo creía que había sido un accidente

La vidente negó con la cabeza

- Los posos del café no mienten señor. Yo veo un regreso. Alguien que ha venido a ajustar cuentas. Alguien a quién todos creían muerta, pero que ha aprendido a fingir la vida, y que conoce bien el lenguaje del veneno

    La puerta trasera crujió. Voltaire, se irguió como un viejo centinela y la vidente lanzó una mirada al caballero

- Viene alguien con usted?

- Nadie, vengo yo solo, con mis sospechas

    Un golpe secó avivó la tensión. La puerta se abrió sola y el viento trajo consigo un papel doblado que cayó sobre la alfombra. era una invitación a una cena de aniversario esa misma noche. Asistencia obligatoria en el Palacio de la Riviere. Debajo una nota a mano "se sirve justicia"

- Alguien más va a morir esta noche- dijo ella solemne- Vaya al palacio. pregunte por la criada muda. Ella vio más de lo que puede decir, pero cuidado...el que asesina no solo conoce el veneno, también sabe sonreír.

    El caballero se puso de pie. Dejó unas monedas sobre la mesa, aunque sabía que Clotilde no cobraba en francos, sino en secretos.

- Me dice al menos su nombre caballero?- preguntó fatigada

    El hizo una pausa  y le contestó.. Me llamo Louise, hijo del barón.. mejor llámeme " el caballero del pañuelo bordado".. y se marchó dejando a Clotilde con los ojos puestos en el platillo. 

    A los pocos segundos se formó una figura clara: Un hombre sin rostro, sin manos y sin pañuelo


    

    



04 junio 2025


 
EXHALÓN: 
EL NOMBRE ROBADO 
DE UNA ESTRELLA MALDITA

    

     Nadie recordará mi nombre cuando las torres de esta ciudad sean ruinas y la maleza cubra los mapas. Pero durante unos días fui la persona más peligrosa del mundo.Y todo comenzó por una imagen.

     No una fotografía cualquiera, sino una de esas visiones generadas por los nuevos oráculos inteligentes. Pedí a la IA que me mostrara la criatura más temible jamás creada por el hombre o algún dios, y me entregó un retrato..que más bien parecía una criatura de los avernos.

    Era hermosa y aberrante. Un ser de proporciones desmesuradas, alas como espadas y una dentadura que parecía recordar todas las guerras del mundo. No pude evitarlo, la descargué, la convertí a archivo 3D...y la imprimí

    Durante días, la impresora rugió como una bestia encadenada. Capa tras capa y filamento tras filamento, fue emergiendo de la nada. Cuando terminó, frente a mí se alzaba la estatua de un dragón del tamaño de un avión de guerra, con unas alas que bien podrían eclipsar al mismo sol. Rígida, muda y perfecta. la dejé en el centro de la nave un instante. El mismo tiempo que juraría que algo me observaba desde su interior.

    Aquella noche el cielo estalló. Un rayo más blanco que la ira de un dios enfurecido, atravesó el tejado e impactó directo en el pecho de la criatura. Hubo un segundo de silencio, luego un rugido. La estatua se movió. Primero la cola, que barrió las sombras del suelo de un latigazo sordo, luego las alas, que se desplegaron con un crujido destructor y después, el cuello se alzó, la mandíbula tembló y los ojos se abrieron como carbones encendidos en un pozo sin fondo

    El plástico fundido parecía músculo vivo. Sus ojos brillaban con un resplandor ancestral. Algún alma antigua y maligna la habitaba.

    No se si fue un accidente cósmico o un castigo divino, pero esa noche mi creación despertó. Salió a la calle como un profeta enfurecido y comenzó a destruir todo lo que encontraba. Edificios, coches, iglesias, banderas...había creado un monstruo.

    la ciudad gritó. Los sabios huyeron. Los soldados dispararon y nada sirvió. Y yo, su creadora, parada entre los escombros temblaba y no de miedo, sino de culpa. Porque yo lo puse en el mundo, y además lo nombré.

    Le di un nombre antiguo, de los que solo deben pronunciarse una vez, Exhalón. Y ahora me busca.

    Desde las alturas del distrito financiero, el dragón exhaló un rugido que quebró los cristales de diez manzanas a la redonda. Con cada paso que daba, el asfalto se agrietaba, y el aire se volvía mas denso y caliente, casi irrespirable, como si trajera una tempestad detrás de si. 

    Se detuvo frente a la torre de justicia, ese rascacielos insulso donde los poderosos jugaban a ser eternos. Alzó su ala derecha, que parecía ahora forjada de bronce vivo, y la dejó caer sobre el edificio. Una explosión de cemento y fuego iluminó la noche. Los noticiarios mostraron la escena en directo antes de que todo se fundiera, y luego la red cayó, y todas las comunicaciones cesaron.

    No había refugio ni consuelo. Solo esa figura imposible avanzando con serenidad. Las estatuas de las plazas ardían a su paso. Las iglesias se derrumbaban. Algunos juraban haber visto sombras arrastradas fuera de los cuerpos, como si el dragón les devorase el alma en cada movimiento.

    Pero no mataba al azar. No destruía la panadería de la esquina ni la escuela del barrio. Desgajaba las torres de poder, los bancos, los monumentos de tiranos..

    Me refugié en las catacumbas de la antigua biblioteca. Allí entre libros empolvados, encontré un texto que hablaba de nombres robados a las estrellas. De como ciertas formas, como la mía, no se pueden invocar sin pagar un precio. Entendí entonces que lo que imprimí no era una simple criatura. Le había puesto el nombre robado de una estrella, no se si por casualidad o por destino, y ahora debía pagar

    Al amanecer del tercer día, la ciudad ya no era ciudad. Era una ruina humeante, y en el centro él, inmóvil. Como si esperara a algo o a alguien. A mí

    Caminé hacia él bajo la lluvia negra, entre cenizas y hierros fundidos, sintiendo a cada paso, el peso de lo que había creado. Cuando estuve a unos metros, el dragón me miró. No con ira, sino como si viera en mí a otra condenada.

    Me arrodillé ante él, y no para suplicar. Solo para aceptar. Porque no hay redención para quién juega a ser dios sin comprender lo que invoca. Entonces el dragón se alzó. Extendió sus alas, y con un último rugido levantó el vuelo y desapareció en el horizonte envuelto en llamas. Dejando tras de sí, un cielo limpio, una ciudad muda y a mí...de pie, con las manos vacías, sabiendo cual habría sido el precio de crear un ser inmortal y desconociendo a la vez, por qué me habría dejado viva