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07 junio 2025


EL CABALLERO DEL PAÑUELO BORDADO


        En el París entre el que se mezclan los vapores del Sena y las cloacas humanas, no hay barrio más propenso al crimen bien vestido, que el del molino viejo. Allí entre farolas empañadas y casas de postigos vencidos, apareció una figura.

     Era un hombre envuelto en un abrigo de lana negra, sombrero de ala ancha ladeado, un bastón con empuñadura de bronce y un pañuelo de hilo blanco bordado con una `L´  asomando en el bolsillo del pecho. Su paso era elegante.

    El caballero buscaba a alguien. Se detenía a observar las puertas cerradas y miraba de vez en cuando hacia arriba esperando que alguien lo espiase desde alguna buhardilla. Hasta que dio con ella.

    Desde una ventana semicubierta con una cortina de encaje unos ojos agudos lo seguían- Los de Madame Clotilde, una antigua institutriz sospechosa de haber envenenado a tres maridos y un pastelero. Decían que sabía leer el pasado en el movimiento humano y el futuro en los posos del café

- Este hombre trae historia- murmuró mientras acariciaba a Voltaire, su hurón sarnoso

    Y no se equivocaba. Lo que no sabía era que aquel caballero venía buscando algo que en París ya no se estilaba: una verdad. Y para encontrarla tendría que revolver entre traiciones de aristócratas, ladrones y prostitutas que sabían latín.

    Le hizo un gesto para invitarlo a subir y recibió al visitante con un camisón que había conocido las glorias del segundo imperio, y sobre su regazo, Voltaire, que resopló apenas sintió el perfume caro del caballero.

- Usted no viene por amor ni por superstición- Le dijo la anciana antes de que hablara.- Usted trae la muerte bajo el sombrero

- Vengo por una respuesta- dijo con voz grave.- La marquesa de Riviere ha muerto, y dicen que fue por pena, pero no conozco ninguna pena que deje las uñas ennegrecidas

    Madame Clotilde entrecerró los ojos..

- La pena deja el alma seca, no el cuerpo podrido. Eso es veneno caballero

    El se inclinó como si aceptara una verdad que ya sabía, y sacó de su bolsillo una pequeña bolsa de terciopelo. La dejó sobre la mesa, entre una taza de café frío y un candelabro retorcido que lloraba cera

- Lo encontraron en su tocador. Puede usted decirme que es?

        Ella tomó la bolsa con sus manos, que ahora temblaban, y la abrió solemnemente como si fuera un testamento. Dentro había un mechón de cabello gris, perfumado con esencia de lavanda y un papel arrugado, donde se leía solo una palabra escrita a lápiz "devolución".

    La vidente apretó los labios

- El cabello de una mujer muerta entregado como una carta sin amor y esta palabra.. tan extraña...

-Y bien?..dijo el caballero

-Usted cree en los pactos?- preguntó ella alzando una ceja

- Creo más bien en los crímenes que no dejan huella

    La anciana sonrió. Dejó ver una sonrisa con un diente de menos. Le enseñaré lo que veo...

    Preparó el café con sus manos certeras. En esa casa no se tomaba café, solo lo usaba para sus invocaciones. Cuando comenzó a verterlo, parecía formar remolinos oscuros en la taza. Volcó con cuidado los posos en un platillo y se dispuso a examinarlos como quién lee jeroglíficos

- Veo un jardín con estatuas tapadas. Una criatura muda. Una copa de plata. Una fiesta donde nadie baila...y un anillo que cambia de dedo...Oh! -exclamó.. dejando caer el platillo

    El hurón se revolvió y el caballero se tensó

- Que ha visto?

- La muerte no vino sola. La marquesa compartió la copa con alguien más. Alguien que sigue vivo pero no por mucho tiempo. No puedo decirle aún quien es, pero sí que es alguien que quiso silenciar una historia que ocurrió hace muchos años. Usted sabe que era la marquesa antes de serlo?

- Era mi hermana- asintió el caballero

- Entonces usted sabe que el título no lo heredó, lo compró. Y que para tenerlo, hizo desaparecer su pasado.. incluida cierta niña que apareció flotando en el Sena.

- Esa niña era su hija- dijo el apretando el puño. Mi hermana nunca fue la misma después de aquello. Yo creía que había sido un accidente

La vidente negó con la cabeza

- Los posos del café no mienten señor. Yo veo un regreso. Alguien que ha venido a ajustar cuentas. Alguien a quién todos creían muerta, pero que ha aprendido a fingir la vida, y que conoce bien el lenguaje del veneno

    La puerta trasera crujió. Voltaire, se irguió como un viejo centinela y la vidente lanzó una mirada al caballero

- Viene alguien con usted?

- Nadie, vengo yo solo, con mis sospechas

    Un golpe secó avivó la tensión. La puerta se abrió sola y el viento trajo consigo un papel doblado que cayó sobre la alfombra. era una invitación a una cena de aniversario esa misma noche. Asistencia obligatoria en el Palacio de la Riviere. Debajo una nota a mano "se sirve justicia"

- Alguien más va a morir esta noche- dijo ella solemne- Vaya al palacio. pregunte por la criada muda. Ella vio más de lo que puede decir, pero cuidado...el que asesina no solo conoce el veneno, también sabe sonreír.

    El caballero se puso de pie. Dejó unas monedas sobre la mesa, aunque sabía que Clotilde no cobraba en francos, sino en secretos.

- Me dice al menos su nombre caballero?- preguntó fatigada

    El hizo una pausa  y le contestó.. Me llamo Louise, hijo del barón.. mejor llámeme " el caballero del pañuelo bordado".. y se marchó dejando a Clotilde con los ojos puestos en el platillo. 

    A los pocos segundos se formó una figura clara: Un hombre sin rostro, sin manos y sin pañuelo