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15 mayo 2025


EL HEAVY DEL BLUES

    Las horas se hacían largas en aquel local. Blue y Thin, dos trabajadoras incansables, intentaban concentrarse en su labor, pero su paz se veía rota casi a diario por la misma tortura: los aullidos estridentes del Heavy del Blues.

    Allí estaba, otra vez. Justo en frente de la puerta. Un hombre de melena enredada, ropas raídas y guitarra desafinada que aporreaba sin piedad a la vez que pataleaba sobre una especie de pedal. Su cara de éxtasis lo decía todo. Este hombre amaba la música, pero lo suyo no era tocar, sino martillear el aire con acordes que no conocían ni el ritmo ni la misericordia.

- Esto es insufrible! - exclamó Blue, cubriéndose los oídos

- Me va a estallar la cabeza! gritó Thin, mientras otro distorsionado acorde retumbaba como un trueno maldito.

    Entonces, entre suspiros y miradas desesperadas, algo curioso ocurrió. Las dos mujeres, casi al unísono, cerraron los ojos y desearon en silencio: "Que alguien...quién sea...se lo lleve de aquí!.

    El viento comenzó a soplar más que de costumbre, de manera extraña, levantando hojas y papeles, formando remolinos locos que parecían bailar sus desatinadas melodías.

    De pronto, frente al músico apareció una figura alta, envuelta en una capa oscura que flotaba como el humo

- Soy Zéfiro, el guardián del silencio -declaró con voz profunda-. Y tú, Heavy del Blues, has sido convocado para cumplir tu destino

- Eh? - el músico apenas tuvo tiempo de soltar su guitarra cuando el viento lo envolvió, y en un parpadeo, desapareció junto a la figura misteriosa

    Blue y Thin, se asomaron a la puerta incrédulas, disfrutando del silencio que por fin reinaba. Sin imaginar que en algún lugar lejano, el Heavy del Blues, había dejado de ser un ruidoso trovador callejero para convertirse en Sir. Bluesdark, el espadachín errante

    En el reino del silencio, Sir. Bluesdark, era un héroe que ya no derrochaba acordes desafinados. Ahora, blandía una espada brillante. Montado en un corcel de sombras, luchaba contra monstruos y protegía aldeas. Descubriendo que la verdadera música estaba en el clamor de las aventuras y en los ecos de los gritos de victoria.

    Cada vez que alzaba su espada, un acorde suave y perfecto sonaba, mucho mejor que los que había dejado en su vida de atrás.

    Con el tiempo, se unió a una compañía de guerreros errantes, donde encontró amigos leales y enemigos temibles. Cada batalla era una sinfonía de acero, y su nombre se convirtió en leyenda.

    Se enfrentó incluso a un dragón silencioso. Una criatura que devoraba sonidos, sumiendo a los pueblos en un mutismo aterrador. Con su espada que ahora cantaba notas perfectas, logró derrotar a la bestia y liberar las voces atrapadas.

    Fue nombrado entonces guardián del sonido, protegiendo para siempre las mas bellas melodías del mundo

    Pero aquel solo era el comienzo de su leyenda...

    El resto, está aún por escribir...si es que el viento se lo lleva...