LA TABERNA MOTERA DEL ÚLTIMO JUICIO
En el cielo de los Olimpos Celestiales, donde el viento se arremolina como si tuviera secretos que murmurar, se eleva el Monte Avergún, una cumbre escondida entre nieblas encantadas y nubes que silban canciones antiguas. No aparece en ningún mapa, ni siquiera en los de los dioses mayores. Para llegar hasta el, hay que tomar tres desvíos imposibles, atravesar un bosque que se burla del viajero, y subir una escalera de caracol, que nunca está en el mismo sitio.
Allí, en el monte equivocado, entre riscos dorados, grietas musgosas y pensamientos retrancados, se alza la taberna motera del Último Juicio. Un antro mugriento y lleno de gloria marchita, donde van a oxidarse los mitos y a beber sus propias penas los que alguna vez fueron algo.
la clientela fija, son dioses segundones, desechos del panteón y espíritus retirados con mas cicatrices que creyentes
La entrada es una puerta mutante que refleja el ánimo del visitante, puede aparecer como de un roble imponente o como una tabla de planchar cansada. La cruza con estrepito Hécate, (Sí, como la grande, pero esta es otra), que juró encender la chispa divina y solo logró crear un mechero que nunca funciona, y nos vende como divino)
En su interior, el aire huele a pergamino viejo, a cebolla frita y arrepentimiento . Las paredes sudan historias y aceite reciclado. Los retratos parlantes sueltan chismes caducados. Los taburetes, giran solos cuando hueles a pena. Solo se detienen, cuando alguien ha soltado una carcajada.
En uno de ellos, encuentra a Yesenia (exdiosa del optimismo mal entendido. Venida a menos, ahora se dedica a manipular conversaciones de Whats App)
En una esquina, herida de dignidad, una tostadora escacharrada, lanza rebanadas al azar y a veces las imprime con mensajes proféticos que nadie entiende "el caos vendrá en bicicleta"
En el techo, una gran bola que canta siempre su única cancion: I will survive versión karaoke con un eco apocalíptico,
En una mesa que nunca está derecha, esperan desanimados Ygrila, diosa menor de las promesas rotas, que dejó mas esperanzas colgando que una oficina de correos; y Torval el inútil, que una vez intentó partir el cielo en un arranque de poder, y acabó inventando la niebla. Los atiende un camarero sin pelo, que jura haber sido profeta en otra vida
Ellos, resentidos y venidos a menos se reúnen aquí cada luna o cada decepción, lo que llegue antes, a despotricar a "los Intensitos" ,como llaman ellos con desprecio a los dioses mayores, los que los eclipsaron, los que salían en las epopeyas de los buenos tiempos con pectorales cincelados y verbos grandilocuentes y ahora van de influencers celestiales. Mientras ellos, Son dioses de lo cotidiano, del fastidio menor, de los que arruinan el día sin acabar con el planeta. Conocidos (o no) por sus efectos secundarios.
Pero esta vez se habían citado un propósito mayor, la cosa se había ido de madre, la habían liado parda sin querer (o queriendo un poco). Fingiendo demencia, entre apuestas etílicas y hechizos mal pronunciados, habían provocado un desastre planetario: una amnesia global, y como siempre, nadie quería asumir la culpa, pero todos querían la redención, o al menos, que el universo no los demandara
No estaba la cosa para guasas. No se escuchaban risas ni brindis. Hasta la bola había cambiado de canción.
Yesenia resucitó de golpe miles de chats del pasado. Con todos sus fantasmas sentimentales incluidos, confesiones en mayúsculas
Hécate, que había tenido últimamente una de esas rupturas míticas (con un ente celestial de poco tacto) de esas que se hacen con rayos, sillas volando y un portazo interdimensional. Herida y hasta el moño de todo, desató una literal tormenta de palabras. Ahora todo lo dicho se cumple: Que te parta un rayo, dejó de ser una metáfora útil. Y ella, en lugar de rectificar, se pidió un bitter con hielo y dijo que ya estaba todo dicho
De Ygrila y Torval mejor no hablar...porque ni ellos saben lo que hicieron, pero huele a sospechoso y hay pruebas en los noticiarios
Ahí estaban, se miraban con un silencio cargado, rodeados de taburetes giratorios y una tostadora que acababa de lanzar un pan con un mensaje: "solo el fracaso os redimirá"
Así que decidieron unir sus miserias para lanzar un hechizo conjunto e intentar arreglar la que habían liado
Seis meses después de la fatídica "cena de la discordia", cuatro dioses menores siguen atrincherados en la taberna, intentando arreglar el caos que han provocado...
La tostadora profética lanzando pan quemado con frases cada vez más crípticas "..."Reparad" , "nos vamos de este mundo..."..."demasiado gregoriano"... "Anda ya!!!"...
La situación tocó fondo cuando escupió el mensaje más claro:
"No hay hechizo mas poderoso que el primer atisbo de conciencia"
La taberna motera guardó un silencio inédito. Los dioses se tomaron de las manos sobre la mesa manchada de aceite, y con un brillo solemne en la mirada, entonaron juntos un hechizo que parecía mas un brindis, y que resonó en las nubes mas cotillas del Avergún
Los humanos abajo empezaron a recordar quienes eran, y el mundo, para sorpresa de todos no explotó, solo suspiró.
Desde entonces, se siguen encontrando allí, y así lo harán hasta el fin de sus eones. Renunciaron a la gloria, al Olimpo y al postureo místico. Se quedaron en su taberna humeante, entre risas, bocatas de calamares y taburetes que giran con elegancia
melancólica, celebrando en cada carcajada el sencillo milagro de ser divino
melancólica, celebrando en cada carcajada el sencillo milagro de ser divino
Y si escuchas bien, algunas noches podrás oir como cantan con la bola del techo y sus voces rasposas el "I will survive"...y después solo comenzara a llover
Moraleja:
Hasta los dioses segundones descubrieron cuando ya no quedaron ni en los rezos ni en las blasfemias, que no hay redención más divina que dejar de tomarse en serio a uno mismo...sobre todo.. cuando ya nade lo hace.
Ahí siguen, salvando al mundo tarde y mal, pero al menos lo intentan