EL ARTE DE ESQUIVAR A LAS PERSONAS TÓXICAS:
COMO PROTEGER TU PAZ MENTALLa gente tóxica no es fácil de reconocer, pueden parecer hasta simpáticos...pero debajo de esa fachada hay un vacío profundo, una tormenta de inseguridades que tratan de llenar a costa de los demás.
Son como esos agujeros negros emocionales que todo lo devoran, que intentan hacer desaparecer todo lo bueno que tienes para sentirse mejor. Pero no se engañen señores, esa gente no busca solución, busca compañía para sus miserias.
La toxicidad se esconde detrás de una sonrisa falsa, una mirada de "yo te entiendo" que en realidad es un disfraz barato para lo que en realidad sienten: envidia, resentimiento y una necesidad urgente de que alguien más, se hunda con ellos. Porque la verdad es que no tienen ni idea de lo que realmente es vivir en paz contigo mismo porque no saben como manejar sus propios demonios y prefieren lanzárselos a otros, para ver como se ahogan en su propio veneno
Esa es la clave que nunca te dicen. Las personas tóxicas, son envidiosas hasta el último pelo de sus cabezas. Envidian tu confianza, tu capacidad para ser feliz, incluso cuando todo parezca estar en tu contra y te ríes...eso las vuelve locas, porque no tienen esa capacidad. Necesitan que el mundo se hunda con ellas, porque si no, sus vidas no tienen sentido
No pueden concebir que alguien sea feliz sin su aprobación. Si lo ven, prefieren creer que es falso. Siempre será más fácil destruir lo que no entienden, que aceptar que alguien pueda tener lo que les falta
Lo "gracioso" es que nunca lo dicen directamente. te lanzan esos comentarios disfrazados de "consejos" que lo que en realidad buscan es hacerte dudar de ti mismo, y es que claro, si te hacen sentir inseguro...si te hacen pensar que lo que haces no esta bien, ellos ganan. Para ellos, no hay nada más satisfactorio que ver como te tambaleas. Esa es su victoria. No pueden soportar verte feliz o tranquilo, y su única estrategia es hacerte sentir que no lo estas...aunque tú lo estés
Es aquí donde empieza la verdadera estrategia para esquivarlos:
No necesitas explicar nada. No tienes que justificar...ellos no quieren escuchar, ni tampoco aprender. La única forma de lidiar con ellos es ignorarlos, y no me refiero a hacer como que no los ves, sino a dejar que se mueran de envidia en su propio juego. Mientras ellos se desgastan con sus manipulaciones y mentiras, tu sigues adelante, sin que te afecten sus intentos de hundirte.
Lo que hace a una persona tóxica es su inseguridad. Es esa necesidad constante de sentir que están por encima de los demás. Son los que siempre tienen algo que decir pero nada que aportar.
Cada vez que te encuentres uno de estos recuerda: su vida es un reflejo de sus propios vacíos, y esos...no son culpa tuya, que te sobra con padecerlos.
Seguimos esquivando dejándolos vagar por su círculo vicioso, porque ese es su lugar. Mientras tu consigues avanzar, ellos se quedan anclados en su mierda, intentando robarte lo que te quede de paz. No caigas en la trampa de entrar en su juego, porque no vas a ganar nada de alguien que no tiene nada que ofrecer.
No podemos darles poder en nuestra vida, y lo más importante, no caeremos en su red de comparaciones con todo y con todos, porque mientras ellos destruyen con sus expectativas irreales, tu te vas a alejar. Porque no se enteran de que tú, no compites con ellos compites contigo mismo. Esa es la única lucha que vale la pena
Si alguna vez te sientes tentado a debatir con una persona tóxica, recuerda: solo ganas paz mental dejándolos hablar solos, mientras sigues adelante con tu vida.
A esas personas tóxicas del mundo le dedico estas palabrejas:
Permítanme ser breves y directos: "déjenme en paz". Sus frustraciones e inseguridades no son mi asunto. Lancen su veneno a su propio pescuezo y recen...que les va a hacer falta un milagrito.
Que sigan su curso sus lenguas afiladas y sus pensamientos estrechos, que yo sigo adelante imperturbable. Ahí les dejo con sus miserias
Soy de los
ResponderEliminarque los
detectan
enseguida,
y no me
cuesta
nada
mandarlos
a la mierda
sean
hombres,
mujeres,
o lo que
sea .
Yo también. Se huele de lejos. yo los ignoro
EliminarHola finil, defines muy bien la toxicidad de las personas, con su actitud victimista, queriendo hacer culpables a los demás de como bien dices sus propias miserias, y lo que más les jode es no obtener la atención que demandan, ver que pasas de ellas y sigues siendo tú sin dejarte llevar por sus intentos de manipulación, cuanto más lejos mejor y que se ahoguen entre su envidia.
ResponderEliminarUn abrazo!
Exacto, lo has dicho como si tuvieras un bisturí en la mano y sin que te tiemble el pulso. Yo lo he vivido en mis carnes, como se les retuercen las caras cuando no les doy el poder de joderme el día, y también como se ríen cuando han conseguido hacerlo. Porque eso quieren, quebrarte. Parece ser que nada escuece más a un tóxico que verte feliz sin su permiso.
EliminarLo que no sabesn es que lo nuestro es momentaneo.
Un abrazo fuerte Dakoti!!
Hola, Finil, el problema viene cuando esa toxicidad está en tu círculo familiar cercano, es difícil entonces dejar de lado e ignorar, muy difícil. Muy buen artículo y muy buenos consejos.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Buenas Merche, totalmente cierto.
EliminarCuando la toxicidad es cercana, se nos meten las raices en los pies y cuesta andar sin tropezarse. Pero hay que aprender a poner límites sin dejar de ser uno mismo.
Gracias por pasarte. Tus palabras siempre suman.
Un abrazo de vuelta
Buenos días, Finil. Estoy de acuerdo con toda tu exposición. Reflejas la frustración real de quien ha lidiado con esto.
ResponderEliminarEn resumen, me parece muy valioso lo que dices porque no solo identificas el problema, sino que ofreces herramientas para protegerse de ella. Peor es, si esa toxicidad, como dice Merche, la encuentras en tu familia del entorno próximo.
Es de agradecer el recordatorio que haces de que nuestra paz mental no depende de esas personas, sino de cómo elegimos responder —o no responder— a sus juegos. Debemos soltar lastre y seguir caminando.
Un abrazo.
Pues sí Marcos, cuando la toxicidad está en un entorno próximo uno no siempre puede cortar por lo sano. Hay que aprender a bailar alrededor del fuego sin quemarse.
EliminarAl final se acaba soltando el lastre, aunque cueste, para que no se nos acabe hundiendo el alma.
Un abrazo de vuelta
Y por si fuera poco, esos especímenes están en todos los entornos y en todas las dimensiones. Con ellos no valen las contemplaciones de ningún tipo. Al menos saben alejarse cuando ven que son tratados como detritus.
ResponderEliminarjajaja esos especímenes deberían ser declarados abono universal.
EliminarY eso de que se alejan..será contigo, porque a mí no se me alejan ni a palazos de indirectas, y algunos reaparecen como malas hierbas cada primavera, más lozanos y pegajosos. Ya solo se me ocurre regarlos con vinagre y desearles una feliz fermentación
Un saludo desde mi jardín emocional lleno de ortigas
¡Buenas, Finil!
ResponderEliminarMenuda radiografía les has hecho. De principio a fin, he ido leyendo como quien sigue el rastro de esas malas hierbas que mencionas al final… y mira que se camuflan bien.
Me ha gustado cómo desarmas su estrategia silenciosa, ese “consejito disfrazado” que es puro veneno envuelto en celofán. Porque es justo eso: te dicen que te cuidan mientras te abren la herida.
Has clavado también la idea de que no buscan aprender, solo compañía para su miseria. Y ahí está la clave que pocos dicen tan claro: no se debate con ellos, no se les da ni el eco. El silencio hacia su ruido es la verdadera victoria.
Me quedo con esta frase que resume todo: "su vida es un reflejo de sus propios vacíos, y esos... no son culpa tuya".
Ahí lo dejas, sin remordimientos ni explicaciones. Círculo cerrado.
Enhorabuena por este texto que es más un mapa de evasión que un artículo. Y en el que estoy al 100% de acuerdo contigo amiga.
¡Un abrazo!
Tarkion!! que alegría de leerte de nuevo por aquí!!.
EliminarSon más peligrosos que una serpiente sin comer. Este día venía cargada de toxicidades ajenas que dejaron sonando los tambores de Semana Santa en mi cabeza, y un cabreo...que me tenía el alma en carne viva. Así que cogí el blog y me puse a barrer por dentro.
pero ahí sigo, aguantando con estoicidad (que no resignación) los coletazos ajenos, aunque a veces cueste no perder los nervios.
Tenerte de vuelta es un verdadero regalo. Hace falta un Tarkion por aquí para equilibrar los karmas.
Un fuerte abrazo compañero de trincheras!!